Grape Pie

Grape Pie: una experiencia intensamente afrutada

La Grape Pie surgió del cruce de dos variedades de marihuana afrutadas, la Cherry Pie y la Grape Stomper. Cada progenitora ha aportado algo único a la genética de su descendencia, dando como resultado una planta llena de sabor y fácil de cultivar. La Grape Pie tiene un contenido de THC del 22%, ofreciendo una experiencia intensa y excelente que relaja todo el cuerpo y eleva la mente. Su dominancia índica se puede apreciar en el cuarto de cultivo, donde produce plantas bastante tupidas. No es difícil de cuidar y responde muy bien a técnicas LST para permitir la penetración de la luz y maximizar las cosechas.

Aromas, sabores y efectos de la Grape Pie: un impresionante golpe de terpenos

Después de curar y secar los cogollos, el humo o el vapor de la Grape Pie no te decepcionará. Esta cepa produce intensos sabores a uva que se complementan muy bien con notas más picantes y mentoladas. Cuando la pruebes, podrás sentir su efecto en cuerpo y mente mientras disfrutas de la experiencia aromática. Al principio, sentirás una ola de euforia que te levanta el ánimo, seguida de sensaciones calmantes por todo el cuerpo que te relajarán completamente. La Grape Pie es una excelente opción por la noche, para ayudar a relajarse y disfrutar de un sueño reparador.

Cultivar Grape Pie: preciosas plantas moradas

Esta cepa lo tiene todo para ofrecer un verdadero espectáculo. En condiciones ideales, muestra tonalidades moradas hacia el final de su ciclo de vida. Estas plantas no son difíciles de cultivar, pero prefieren un ambiente estable y condiciones constantes, por lo que son más adecuadas para el cultivo en interior. Aun así, la Grape Pie puede prosperar bajo el sol y producir cosechas de unos 350-450g por planta, listas a mediados de octubre. En interior, puede producir cosechas de unos 280-340g/m².