Afghan OG

Afghan OG: antigua Kush de montaña convertida en estrella mundial del cannabis

La mayoría de las variedades contemporáneas son una mezcla de genes índica, sativa y, cada vez más, ruderalis. La marihuana autóctona pura y sin cruzar es una especie de cannabis en peligro de extinción. La Afghan OG es la tatarabuela de la familia Kush, una antigua reliquia del cannabis. Originaria de las montañas del Hindú Kush, podría ser el último ejemplo de pureza índica al 100%.

La Afghan OG es la definición de una potente variedad índica. Su rico aroma terroso y a hachís, combinado con un efecto corporal de ensueño, te informa de que estás fumando una variedad genuina y original. El final de una dura jornada, es el momento perfecto para consumir la Afghan OG. Sus compactos y resinosos cogollos Kush son punto de referencia de la marihuana de calidad. Suelen aparecer muchas imitaciones de la Afghan OG, pero las impostoras Kush no se pueden comparar con la original.

En el interior, puede producir alrededor de 400g/m² en plantas compactas de menos de 1m de altura y numerosas ramas. Sus hojas son de color verde oscuro y tienen forma de gruesos dedos, por lo que se recomienda podarlas durante la floración, que dura sólo 7-8 semanas con una iluminación estándar de 12/12.

En el exterior, la Afghan OG se adapta fácilmente a los climas cálidos y secos, conserva su estructura tupida y crece hasta los 2m de altura. Puede producir hasta 400g por planta con muy poco abono. Independientemente de tu nivel de experiencia, la Afghan OG es una variedad muy estable y fácil de cultivar.

Las humedades elevadas y la alimentación foliar no son recomendables cuando se cultivan índicas de la vieja escuela como la Afghan OG, que prefiere alimentarse a través de las raíces. Ten cuidado con sus densos cogollos, ya que pueden verse afectados por el moho en entornos húmedos. Si le proporcionas unos cuidados básicos, la Afghan OG te recompensará con un generoso y estupendo material Kush.