Cómo cultivar marihuana en un sistema aeropónico
Si buscas un sistemas de raíces fuerte y cosechas abundantes, la aeroponía podría ser la solución. Pero deberás tener en cuenta que es un método complicado que puede salir muy mal si no lo dominas. Sigue leyendo para descubrir todo sobre el cultivo de cannabis aeropónico y decidir si es adecuado para ti.
Índice:
La mayoría de las especies vegetales han evolucionado para crecer en tierra, pero también es posible cultivarlas exponiendo sus raíces directamente al agua, que es lo que se conoce como hidroponía. Pero ¿alguna vez has pensado en cultivar plantas en el aire? Es posible que hayas visto que algunas plantas crecen así, pero también se puede hacer con la marihuana.
Cultivar hierba de forma aeropónica es una técnica avanzada que, si se hace bien, proporciona cosechas enormes. Sin embargo, si sale mal, puede acabar con un cultivo rápidamente.
En este artículo analizamos cómo y por qué cultivar cannabis con un sistema aeropónico.
¿Qué es exactamente la aeroponía?
Los sistemas aeropónicos son aquellos que solamente utilizan aire húmedo como medio de cultivo. Fueron inventados en la primera mitad del siglo XX para estudiar las raíces de las plantas a medida que se desarrollan, pero en la actualidad se han convertido en una forma muy popular de cultivar.
La aeroponía se utiliza sobre todo para cultivar esquejes hasta que están listos para el trasplante, pero también se puede usar para cultivar plantas desde la semilla hasta la cosecha, y algunas personas afirman que tiene el potencial de producir ejemplares más grandes y potentes. No es la forma más habitual de cultivar cannabis, pero quienes la utilizan hablan maravillas de ella.
¿Cómo funciona la aeroponía para el cannabis?
En un sistema aeropónico, las plantas están suspendidas en la parte superior de una cámara grande. La base del tallo se coloca en un collar de espuma, y las raíces cuelgan por debajo sobre una cámara vacía. Bajo de esta cámara hay un depósito lleno de agua rica en nutrientes que unos pulverizadores rocían con frecuencia sobre las raíces.
La principal ventaja de este método es que las raíces reciben un suministro constante de oxígeno, lo que les ayuda a crecer más rápido y a conservar la salud (a las raíces les encanta el oxígeno). La pulverización frecuente las mantiene frescas y les abastece de nutrientes, lo que ayuda a que toda la planta crezca. Aunque no estemos hablando de un sistema hidropónico, es fundamental asegurarse de que las raíces nunca se sequen, o morirán rápidamente.
Si cultivas marihuana a partir de semillas, primero tendrás que germinarlas. En teoría, esto se puede hacer en las cestas de malla del sistema aeropónico, pero es mejor germinarlas en un propagador y después trasplantarlas. La lana de roca es un excelente medio inerte para germinar semillas de cannabis para cultivar en sistemas hidropónicos o aeropónicos, ya que las plántulas se pueden trasplantar sin molestar a las raíces.
¿Se pueden aumentar las cosechas con la aeroponía?
Dicen que los sistemas aeropónicos pueden aumentar considerablemente las cosechas de marihuana, pero para que esto sea cierto hay que hacerlo bien.
Si se lleva a cabo de manera efectiva, las raíces estarán continuamente expuestas a una buena proporción de fertilizantes, humedad y oxígeno que les permitirá desarrollarse de manera óptima, lo que se traducirá en un crecimiento más rápido y abundante y, en última instancia, una producción mayor.
Pero los sistemas aeropónicos también son muy sensibles, y cualquier interrupción o error puede tener un efecto negativo desproporcionado que reduciría mucho la cosecha final en comparación con los cultivos en suelo.
Ventajas de la aeroponía
- Crecimiento más rápido
- Cosechas más abundantes
- La ausencia de sustrato reduce los problemas de plagas y patógenos.
- Suministro óptimo de agua, fertilizantes y oxígeno para las raíces
- Se pueden cultivar más plantas por metro cuadrado
- Se necesita menos agua
Inconvenientes de la aeroponía
- Difícil de dominar
- Requiere de un sistema complejo
- Los errores se pagan caros
- Más probabilidades de que las raíces desarrollen problemas
- Requiere de mucho más trabajo que los cultivos en suelo
- Los perfiles de terpenos son menos complejos que los de las plantas cultivadas en tierra
Tipos de sistemas aeropónicos más habituales
En general, existen dos tipos de sistemas aeropónicos (y muchos subtipos dentro de esas dos categorías) que se pueden caracterizar de muchas formas, pero aquí lo haremos en función de si tienen dos depósitos separados o no.
Sistemas separados
Estos sistemas se suelen considerar los más efectivos, ya que disponen de dos depósitos distintos. Uno contiene el agua que se rociará sobre las raíces (con una proporción de fertilizantes y nivel de pH especialmente equilibrada que garantiza que las raíces reciban la solución adecuada).
El segundo depósito sirve para recoger el agua que ya ha sido rociada, y que después se procesa, se regula a unos niveles óptimos y se devuelve al primer depósito para volver a utilizarla. Es decir, estos sistemas permiten reciclar el agua sin comprometer la calidad de la que se rocía sobre las raíces.
Además, suelen proporcionar una neblina mucho más fina, con gotas de hasta 50 micras de diámetro (el ojo humano no las percibe como gotas), que crea un ambiente sumamente húmedo con un contenido de humedad muy alto. Sin embargo, no se trata de una humedad real, ya que no está causada por vapor de agua, sino por unas gotas minúsculas.
Sistemas individuales
Estos sistemas suelen ser de menor calidad o caseros, y disponen de un único depósito desde el cual se pulveriza el agua sobre las raíces, y al que regresa después de hacerlo. El inconveniente de este tipo de sistemas es que, con el paso del tiempo, el contenido de nutrientes y el pH de la solución se desequilibran y es necesario ajustarlos. Así que, en general, estos sistemas están menos automatizados y requieren de más cuidados.
Además, es muy probable que sus pulverizadores generen gotas mucho más grandes, que sean visibles a simple vista.
Cómo cultivar marihuana con un sistema aeropónico paso a paso
Debido a que los sistemas aeropónicos pueden variar mucho (al igual que las necesidades de cultivo), no existe una guía única para cultivar hierba con este método. Por eso, a continuación te proporcionamos una descripción general que es adecuada para cualquier cultivador y suficientemente detallada para ser realmente útil.
En la primera sección explicamos cómo usar los sistemas aeropónicos para preparar esquejes para el trasplante, y en la segunda cómo cultivar plantas a partir de semillas.
A partir de esquejes
Los sistemas aeropónicos se utilizan con mucha frecuencia para preparar esquejes para el trasplante. Dado que promueven un desarrollo radicular rápido y robusto, son los preferidos de quienes cultivan marihuana a partir de esquejes.
En las siguientes instrucciones se asume que ya has seleccionado y sacado el esqueje de la planta madre, y que dispones de luces de cultivo y sabes cómo usarlas.
Material
- Sistema aeropónico (comprado o casero)
- Esquejes de marihuana
- Discos de neopreno (si no están incluidos en el sistema)
- Estimulante de raíces
- Mezcla líquida de fertilizantes
Instrucciones
- Asegúrate de que todo el material esté completamente limpio y funcione correctamente.
- Sumerge la parte del corte del esqueje en el estimulante de raíces para promover un crecimiento rápido.
- Coloca el tallo del esqueje en el collarín de neopreno de forma que la punta asome un poco por la parte inferior.
- Ponlo en el lugar adecuado de la cámara.
- Siguiendo las instrucciones del fabricante, mezcla el fertilizante con el agua y llena el depósito.
- Ajusta el pH según sea necesario hasta que tenga un valor de entre 5,0 y 6,0.
- Consigue que la temperatura de la raíz sea de entre 18 y 20°C.
- Enciende el sistema.
- Después de unas semanas, el esqueje deberá tener un sistema radicular desarrollado y sano; momento en el cual podrás trasplantarlo a tu medio de cultivo favorito.
A partir de semilla
El cultivo de plantas de marihuana a partir de semillas también se puede llevar a cabo en un sistema aeropónico con estupendos resultados. Aquí tienes cómo hacerlo.
Material
- Sistema aeropónico (comprado o casero)
- Mezcla líquida de fertilizantes
- Semillas de marihuana
- Cubos/bloques de lana de roca
- Estimulante de raíces
- Cámara de propagación
Instrucciones
- Remoja los tacos de lana de roca en agua con un pH de alrededor de 5.0. A continuación, sumérgelos en una mezcla de estimulante de raíces o un abono muy ligero.
- Coloca las semillas de cannabis en los agujeros del centro de los cubos y empújalas hasta el fondo.
- Mételas en una cámara de propagación hasta que germinen.
- Deja que las plántulas se desarrollen hasta que tengan dos pares de hojas verdaderas.
- Trasplántalas al sistema aeropónico. No es necesario sacar la lana de roca, ya que las raíces saldrán de su parte inferior. Sujeta las plantas por la base de los tallos con los collarines de neopreno.
- Añade al depósito la solución nutritiva adecuada con un pH de 5,0-6,0.
- Enciéndelo.
- Deberás cuidar de tus plantas durante todo su ciclo de vida. Tendrás que ajustar la solución nutritiva y la exposición a la luz para cada fase de la vida de tus plantas, ya que sus necesidades serán distintas en función de la etapa en la que se encuentren.
- Cosecha cuando las plantas estén listas.
Aeroponía e hidroponía
La aeroponía y la hidroponía son muy parecidas. La principal diferencia es que en la hidroponía, las raíces cuelgan sobre un agua muy oxigenada, mientras que en la aeroponía están expuestas a un aire muy húmedo. Es una diferencia mínima pero importante.
Otra forma de verlo es la siguiente: si un sistema hidropónico se avería, las raíces se ahogarán en un agua que no estará oxigenada, dado que las bombas habrán dejado de funcionar. Y si un sistema aeropónico se rompe, las raíces se secarán y morirán por deshidratación, ya que los pulverizadores no funcionarán.
Cuando todo va bien, ambos sistemas funcionan de manera muy similar.
¿Es la aeroponía la clave para conseguir mayores cosechas de cannabis?
Antes de usar un sistema aeropónico para cultivar marihuana de calidad, ten en cuenta que estos sistemas se suelen recomendar para cultivadores profesionales con mucha experiencia. Es muy fácil que las cosas se tuerzan muy rápido. Si hay un apagón y las raíces no reciben agua, se secarán, y todo el sistema radicular podría morir de la noche a la mañana. Por lo tanto, es fundamental que estén funcionando las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y que tengas una fuente de electricidad para casos de emergencia. Aquí tienes algunos consejos más:
- Un buen sistema temporizador y un cableado estable permiten que la pulverización esté perfectamente sincronizada, lo que evitará cualquier problema inesperado.
- El vapor no debe rociarse de forma continua, sino cada dos segundos (con ayuda de un temporizador). Esto permite que las raíces también reciban mucho oxígeno.
- Los depósitos no deberán ser transparentes, de lo contrario podrían desarrollar algas que pueden taponar las boquillas pulverizadoras.
- La temperatura de las raíces no debe superar los 23°C. La temperatura perfecta para las raíces es de unos 18-20°C. Mantén una temperatura adecuada del agua. También puedes comprar un enfriador de agua (aunque son bastante caros).
- Lo siguiente es fundamental: ¡las plantas de marihuana cultivadas en sistemas aeropónicos son gigantescas! Dado que las raíces no están sujetas a ningún medio, asegúrate de contar con un buen sistema de soporte físico. El método ScrOG es la solución.
- Y por último, el cannabis aeropónico es muy sensible al pH. Por lo tanto, deberás tener un medidor de pH fiable para saber exactamente lo que estás rociando sobre las raíces.
La clave para conseguir mayores cosechas es garantizar que tus plantas tengan todo lo que necesitan, independientemente de cómo las cultives. Es cierto que los sistemas aeropónicos pueden sacar mucho provecho de las plantas de marihuana, pero esto también se puede decir de los cultivos en suelo con cultivadores expertos. Dicho esto, si quieres maximizar tu producción y mejorar tus habilidades de cultivo, prueba la aeroponía. ¿Quién sabe? ¡Quizás nunca vuelvas a usar tierra!