Cómo criar tus propias variedades de marihuana
La cría de marihuana puede ser desde bastante sencilla hasta increíblemente difícil. Aunque pueda parecer una tarea demasiado compleja para los cultivadores caseros, ¡es totalmente posible! En este artículo, te explicamos un método sencillo para criar tus propias semillas de cannabis en casa.
Índice:
Si tienes nociones sobre el cultivo de marihuana, sabrás que puede ser un proceso bastante técnico y laborioso. Pero si quieres dar un paso más allá en tu aventura como cultivador de cannabis, ¿por qué no pruebas a criar tus propias variedades?
Para quienes ya dominan el arte del cultivo, llegará un momento en que tal vez quieran crear sus propias variedades. Y del mismo modo que no necesitas un laboratorio para cultivar marihuana, tampoco lo necesitas para criarla. De hecho, puedes cruzar variedades en el mismo entorno donde cultivas tus plantas, sin más ayuda que un pincel y unas bolsas de plástico.
Esta guía detallada explica la forma más sencilla de criar marihuana en casa.
¿Por qué criar tus propias variedades de cannabis?
La cría de marihuana no tiene por qué ser un proceso demasiado técnico (aunque puede llegar a serlo), lo que abre la puerta a criar por diversas razones. Para mucha gente, especialmente quienes ya saben cultivar, la cría no es más que el siguiente paso en su aventura por el mundo del cultivo de cannabis. Además de producir variedades totalmente nuevas, la cría permite al cultivador conocer mejor a las plantas y sus procesos vitales. Así que uno de los principales motivos para cruzar cannabis es por diversión, o por pasión.
Otras razones para criar tus propias variedades de cannabis son:
- Para conseguir una variedad con el equilibrio perfecto de cannabinoides según tus preferencias.
- Para crear combinaciones únicas de sabores.
- Para conservar genéticas clásicas.
- ¡Todo lo anterior!
Quienes deciden criar variedades de cannabis probablemente lo hacen desde la pasión y el deseo de ampliar sus conocimientos. Para poder dedicarse a la cría, es necesario tener experiencia en el cultivo.
Cómo criar tu propia variedad de marihuana: paso a paso
A continuación, nuestra guía de 10 pasos te explicará cómo criar nuevas variedades de cannabis usando el método más sencillo. Y más abajo veremos algunos métodos más avanzados, aunque no los explicaremos en detalle en esta guía (sí lo haremos en otros artículos). Si nunca has criado marihuana, el siguiente método te ayudará a entender el proceso, antes de adentrarte en técnicas diseñadas para estabilizar las nuevas genéticas.
1. Elige las semillas
Para criar marihuana, necesitas unas plantas progenitoras, y la combinación de plantas que elijas determinará las características de la descendencia. Por tanto, elegir las semillas es uno de los pasos más importantes a la hora de criar.
Puedes simplemente elegir unas semillas regulares al azar y ver qué pasa (y en ocasiones los resultados pueden ser increíbles), pero de este modo no aprenderás tanto. Lo mejor es elegir dos variedades que te encanten y que creas que pueden complementarse entre sí. Si eliges las variedades, puedes probar la descendencia y compararla con tus expectativas; y, con el tiempo, esto te ayudará a elegir los cruces adecuados para futuros proyectos de cría.
Conviene señalar que para desarrollar tus propias variedades tendrás que usar semillas regulares, en lugar de semillas feminizadas. Las semillas de cannabis regulares producen cerca de un 50% de plantas macho y un 50% de plantas hembra. En cambio, las semillas feminizadas producen alrededor de un 99,9% de plantas hembra, por lo que son excelentes para el cultivo pero no son aptas para la cría.
2. Elige el sustrato
Para criar cannabis, es mejor cultivar en tierra en lugar de usar un sustrato inerte. El motivo de esto es que, para la cría, es más importante un desarrollo sano y fiable (que es lo que favorece la tierra) en lugar de la potencia y la velocidad de crecimiento. Además, cultivar en tierra es más sencillo, y así tendrás más tiempo para centrarte en aprender nuevas técnicas de cría.
Del mismo modo que al cultivar marihuana, para la cría tendrás que usar una tierra de alta calidad, que sea rica en macro y micronutrientes. Esta tierra ayudará a tus plantas a crecer óptimamente, tanto por encima como por debajo de la tierra. Si quieres facilitarte las cosas, puedes usar una mezcla de super soil (ya sea casero o comprado), que contiene todos los nutrientes necesarios para todo el ciclo de cultivo, lo que significa que no tendrás que fertilizar las plantas en absoluto.
3. Cultiva tus semillas y elige a las plantas progenitoras
Una vez que hayas elegido las semillas y tengas la tierra preparada, ¡es hora de sembrar y cultivar las plantas! Si estás pensando en criar nuevas variedades, lo más probable es que ya tengas cierta experiencia en el cultivo, por lo que en este artículo no entraremos en detalles sobre cómo plantar marihuana (pero en nuestra web encontrarás mucha más información al respecto).
Cuando tus plantas empiecen a florecer, verás que algunas se convierten en hembras, produciendo pistilos blancos en los nudos, mientras que otras desarrollan unos pequeños sacos en los nudos: estas son las plantas masculinas.
Al poco tiempo, los machos empezarán a liberar polen, con lo que las hembras quedarán polinizadas y empezarán a producir semillas. Puedes dejar que esto ocurra de forma natural, o puedes seleccionar las mejores plantas y cruzarlas entre sí. Esta última opción producirá la mejor descendencia y te enseñará mucho sobre el proceso de cría, por lo que te recomendamos probarlo.
Básicamente, la única forma de elegir las plantas ascendientes es en función de su vigor de crecimiento. Las plantas sanas y robustas probablemente producirán los mejores cogollos.
También puedes coger esquejes y cultivarlos hasta la madurez, y luego elegir los progenitores basándote en qué plantas madre producen los mejores ejemplares. Sin embargo, esta opción alarga el proceso de cría durante varios meses y, aunque sea muy eficaz en cuanto a precisión, probablemente sea innecesario para quienes prueban la cría por primera vez.
A menos que quieras que las plantas se polinicen por sí solas, tendrás que separar los machos de las hembras cuando hayas elegido las plantas progenitoras. De lo contrario, se polinizarán por sí mismas antes de que tengas la oportunidad de recoger y usar su polen.
4. Recolecta el polen del cannabis y poliniza a las hembras
Cuando las plantas que hayas elegido empiecen a producir polen, podrás recogerlo de los machos para fecundar a las hembras. Las plantas hembra de cannabis estarán listas para ser polinizadas cuando hayan pasado unas 2-3 semanas desde el inicio de la floración. Para entonces, los cálices ya estarán abiertos, pero aún les quedará suficiente tiempo para producir semillas de alta calidad.
Si no quieres recoger el polen, puedes simplemente poner un macho y un ventilador en una habitación con varias plantas hembra y dejar que la naturaleza haga el trabajo por ti; esta habitación puede ser un armario de cultivo o un espacio sellado. Es recomendable sellarlo porque el polen del cannabis puede viajar hasta 10 kilómetros de distancia, y si se escapa podría polinizar las plantas de otra persona.
A continuación encontrarás tres métodos para recoger el polen de los machos y aplicarlo a las hembras. Para la polinización, simplemente tienes que usar un pincel para aplicar el polen sobre las flores femeninas, y ellas se encargarán del resto.
Método 1: usa un cepillo de dientes
Cuando los saquitos de polen empiecen a abrirse, puedes usar un cepillo de dientes eléctrico para facilitar la extracción del polen.
Para ello, pon una hoja de papel de horno (papel vegetal) debajo de los saquitos de polen y, a continuación, coloca el cabezal del cepillo de dientes eléctrico detrás de ellos. Al encenderlo, la vibración hará que el polen se desprenda del saco y caiga sobre el papel de horno.
Cuando el polen esté sobre el papel, puedes usarlo o almacenarlo (si sigues los pasos adecuados).
Método 2: sacude las ramas
Otra opción es sacudir las ramas para conseguir el mismo efecto que en el anterior método. Elige ramas que tengan los sacos de polen abiertos y sacúdelas suavemente sobre el papel de horno. Así se desprenderá el polen, que podrás aplicar a las flores femeninas.
Método 3: usa una bolsa
El tercer método consiste en usar bolsas para cubrir las ramas que tengan sacos de polen. A medida que los sacos se abran y liberen su polen de forma natural, este se acumulará dentro de las bolsas, y podrás usarlo como quieras.
Si eliges esta opción, ata las bolsas lo suficientemente fuerte para que queden selladas, pero sin apretarlas demasiado para no dañar las plantas.
Cómo almacenar el polen de cannabis
El polen de cannabis no se mantendrá viable durante mucho tiempo en un ambiente húmedo. Por tanto, si no vas a usarlo inmediatamente, tendrás que meterlo en una bolsa y guardarlo junto con packs de humedad para conservar su viabilidad. Si no lo guardas y lo dejas expuesto al ambiente, puede echarse a perder en tan solo 3 días.
Para prolongar su vida útil, puedes guardar el polen en el congelador, ya que de este modo se mantendrá a salvo de la humedad.
5. Deshazte del polen sobrante
Una vez que hayas recogido el polen necesario y hayas fecundado las hembras, probablemente lo mejor sea matar los machos. Por muy cruel que parezca, estas plantas ya no sirven de mucho y todavía pueden afectar a tu cultivo, ya que seguirán produciendo polen durante semanas.
En cuanto hayas eliminado los machos, limpia las paredes de la zona de cultivo con agua tibia y un poco de lejía. Esto ayudará a eliminar el polen adherido a las paredes y garantizará que la zona esté esterilizada para futuros cultivos.
6. Espera y luego extrae las semillas
Una vez polinizadas las hembras, tendrás que esperar y dejar que formen sus semillas. Durante este tiempo, ¡trátalas bien! Cuanto más saludables y felices estén, más sanas serán sus semillas.
A continuación, te explicamos cómo extraer las semillas a mano o a máquina.
Cuando hayas recogido las semillas, puedes aprovechar el resto de la planta. Aunque no será tan potente como una hembra sin polinizar, aun así los cogollos contendrán cannabinoides y te colocarán. Además, puedes aprovechar las hojas de azúcar y los restos del manicurado para hacer aceite o mantequilla de marihuana.
Método 1: a mano
Recoger las semillas a mano es la mejor opción para quienes crían cannabis en casa. Para empezar, deja que los cogollos se sequen completamente, ya que tienen que desmenuzarse fácilmente. Desmenúzalos con las manos sobre un tamiz. Si los cogollos están bien secos, las semillas se desprenderán y caerán sobre el tamiz.
Método 2: a máquina
También puedes usar una máquina específica para cosechar las semillas de cannabis. Pero esto solo merece la pena si tienes que procesar una gran cantidad de cogollos. En la mayoría de casos, comprar una máquina sería excesivo.
7. Clasifica las semillas
¡Ya casi estás! Tras recoger las semillas, tienes que clasificarlas y limpiarlas. Esto cumple dos finalidades. La primera es que hay que separar las semillas de cualquier resto de materia vegetal, ya que esto ayudará al almacenamiento y la germinación. Y la segunda (opcional) es que puedes separar las semillas más pequeñas y ligeras (de peor calidad) de las más grandes y pesadas (de mejor calidad).
Método 1: con una bandeja y un ventilador
Una forma sencilla de clasificar las semillas es usando una bandeja y un ventilador. Solo tienes que poner las semillas sobre una bandeja y deja que el ventilador sople aire sobre ellas. Esto eliminará los restos más ligeros de materia vegetal, y ayudará a limpiar las semillas. Además, si el ventilador es lo suficientemente potente como para mover las semillas, también servirá para separar las semillas más ligeras de las de mayor peso, lo que puede ser útil a la hora de elegir las mejores semillas para germinar.
Método 2: con un máquina limpiadora de semillas
Puedes hacerte un limpiador de semillas en casa o comprarlo por internet. Estas máquinas utilizan un aspirador para aspirar las semillas más ligeras y los restos de materia vegetal, separándolos de las semillas de mayor peso. Aunque este tipo de máquina puede ser útil, quizás no sea necesaria en función del tamaño de tu cultivo.
Método 3: con una mesa vibradora
Las mesas vibradoras incluyen un tamiz de malla. Pon las semillas sobre la malla y agítalas. A medida que rocen la malla, los restos de materia vegetal se desprenderán de las semillas, se fragmentarán y caerán por los agujeros. Entonces quedarán las semillas limpias.
8. Guarda las semillas
Si se guardan correctamente, las semillas de marihuana pueden mantener su viabilidad durante años. Al igual que con muchos otros materiales orgánicos, deben guardarse en un lugar fresco, seco y oscuro. Para las semillas, la humedad es la señal que les indica que deben germinar. Así que si las guardas en un lugar húmedo, podrían empezar a brotar y acabar resecándose y muriendo.
9. Comprueba la tasa de germinación
No está de más comprobar la tasa de germinación de las semillas que has recogido, para hacerte una idea de su calidad. ¡Saber que las semillas brotarán te quitará un gran peso de encima!
Para conocer la tasa de germinación, tienes que sembrar unas semillas en condiciones óptimas. Después, debes contar el número de semillas que han germinado, y calcular el porcentaje de estas respecto al número total de semillas; este porcentaje será la tasa de germinación. Por ejemplo, supongamos que siembras 10 semillas, de las cuales germinan 7. En este caso, tus semillas tendrán una tasa de germinación del 70%. Cuantas más semillas uses para hacer la prueba, más preciso será el resultado.
10. Anótalo todo
Por último, es importante etiquetarlo todo y anotar toda la información. Asegúrate de saber exactamente de qué variedades parentales proceden cada una de las semillas, cuándo las cosechaste, etc. La cría de marihuana no consiste únicamente en conseguir un lote de semillas. En muchos casos, cultivarás esas semillas y las usarás para seguir con tus proyectos de cría. Y aunque simplemente las cultives para fumar sus cogollos, querrás saber de qué variedades proceden las plantas.
Si no anotas los resultados, no tendrás forma de saber lo que ha funcionado y lo que no, y este desconocimiento no será de ninguna ayuda en los futuros intentos de cría.
Técnicas de cría de marihuana más avanzadas
El método anterior es el más sencillo para quienes quieran probar la cría de marihuana. Pero también hay técnicas más avanzadas que pueden ser útiles en ciertas situaciones y que llevarán tu proyecto de cría a un nivel superior.
Autofecundación
Si quieres preservar la genética de una planta, puedes usar una técnica llamada autofecundación.
Para ello, hay que estresar a una planta hembra para que se vuelva hermafrodita. Esto significa que también producirá órganos sexuales masculinos, que generan polen, por lo que podrá polinizarse a sí misma.
Gracias a esta técnica, la genética de la descendencia será prácticamente idéntica a la de la planta madre, por lo que podrás predecir con exactitud cómo serán las plantas resultantes.
Retrocruces
Un retrocruce consiste en fecundar una planta con polen procedente de uno de sus progenitores o de un esqueje de sus progenitores. Esto significa que no se introducen nuevos genes en la mezcla. Con el paso de las generaciones, este método ayuda a estabilizar la genética de una variedad, lo que significa que sabrás cómo crecerán las semillas en futuras generaciones.
Cómo hacer híbridos F1
Los híbridos F1 son la primera generación de plantas que se producen al cruzar dos líneas endogámicas. Conseguir criar un F1 estable y predecible puede ser muy difícil. Pero los verdaderos híbridos F1 ofrecen un crecimiento muy vigoroso y robusto, y suelen dar mejores resultados que otras semillas de marihuana.
El proceso de creación de los híbridos F1 requiere mucho tiempo y práctica, ya que se necesitan dos variedades parentales muy estables.
Cría de marihuana: la práctica hace al maestro
La cría de marihuana es un proyecto importante. Aunque no es muy difícil cruzar dos plantas y ver qué pasa, ir más allá supone un gran compromiso. Para que las nuevas semillas se conviertan en nuevas variedades, es necesario estabilizar su genética adecuadamente, ya que de lo contrario sus características se perderán en las siguientes generaciones. Así que, realmente, el proceso de cría de nuevas variedades tarda varios años.
Sin embargo, es muy emocionante y gratificante. Cuantas más plantas críes, más fácil te será intuir buenas combinaciones de variedades, ¡y mejores serán los resultados!