Todo lo que necesitas saber sobre las plántulas de marihuana
Optimizar la fase de plántula del cannabis es crucial para conseguir una buena cosecha. En esta fase del cultivo, las plantas son muy delicadas, y cualquier daño podría tener graves consecuencias. Por suerte, con esta guía no tendrás que correr ningún riesgo. Descubre todo lo que necesitas saber sobre la fase de plántula.
Índice:
Cuando la gente piensa en cultivar marihuana, suele pensar en plantas grandes y uniformes bajo luces de cultivo potentes. Pocas veces piensan en las pequeñas y delicadas plántulas recién brotadas de la tierra. Pero, obviamente, así es como empieza la vida de una planta de marihuana. Y el proceso de cultivo comienza incluso antes de esto; de hecho, antes de la germinación.
En este artículo, examinaremos en detalle las plántulas de cannabis y veremos todo lo que necesitas saber para cuidarlas y trasplantarlas correctamente.
¿Qué son las plántulas de marihuana?
Las plántulas de marihuana son, más allá de las semillas, la primera versión de una planta de cannabis. Desde el momento en que la semilla se abre y aparecen los cotiledones (las primeras hojas que brotan de la planta), tienes una plántula de marihuana. Entonces, la raíz principal de la semilla penetrará en la tierra (o en un sustrato inerte) en busca de agua, anclaje y nutrientes, mientras que el tallo y las hojas crecerán hacia arriba en busca de luz y espacio.
A diferencia de los bebés humanos, las plántulas de marihuana no tardan mucho en crecer. En promedio, la fase de plántula solo dura unos 10 días, tras lo cual empieza la fase vegetativa. Una buena forma de saber si ha acabado la fase de plántula es por el número de hojas verdaderas que ha desarrollado la planta (las hojas verdaderas son las típicas hojas de abanico del cannabis, que aparecen una vez formados los cotiledones). Cuando una plántula tiene tres pares de hojas verdaderas, se considera que ha entrado en la fase vegetativa.
Cómo cultivar plántulas de marihuana
Cultivar plántulas de marihuana no es demasiado difícil, pero requiere cuidado y paciencia. Aunque hacerlo bien no es demasiado difícil, hacerlo mal puede tener consecuencias nefastas. Las plántulas de cannabis son delicadas y pueden morir fácilmente o quedarse atrofiadas de forma permanente. A diferencia de otras etapas del cultivo de cannabis, durante la fase de plántula no es tan fácil salir indemne de los errores.
Por tanto, es recomendable germinar las semillas en interior, aunque vayas a cultivarlas al aire libre o en un invernadero. Esto se debe a que el mal tiempo y las bajas temperaturas podrían dañar las pequeñas plantas de forma irreversible. Cultivar en interior te da un mayor control sobre las plantas.
En los siguientes apartados, veremos cómo preparar y germinar las semillas, y cuál es la mejor forma de cuidar las plántulas una vez que hayan brotado de la tierra.
1. Preparación: genética, macetas y sustrato
Si quieres que tus plántulas tengan un buen comienzo en la vida y se conviertan en plantas vigorosas y productivas, debes hacer las cosas bien desde el principio, incluso antes de germinar las semillas. Por tanto, es fundamental elegir una buena genética, así como una maceta y un sustrato adecuados. Si no tienes en cuenta estos factores, lo más probable es que tu cultivo no tenga el éxito que esperas.
Genética
Elegir la genética adecuada determinará enormemente el éxito o el fracaso de tu cultivo.
Algunas variedades de marihuana son robustas por naturaleza y crecen sanas incluso en condiciones poco ideales. Asimismo, hay otras variedades que sufrirán o morirán a la mínima señal de problemas.
Así que procura elegir variedades que crezcan bien en tu entorno de cultivo, y que sean adecuadas para tus habilidades como cultivador. Por ejemplo, una variedad autóctona tailandesa no crecerá bien al aire libre en el norte de Gran Bretaña, aunque la cultive un experto. Y en el caso de los novatos, les conviene más cultivar un híbrido índica resistente, capaz de soportar condiciones no ideales.
También deberías pensar si vas a cultivar plantas de marihuana autoflorecientes o fotoperiódicas, ya que esto influirá en cómo debes tratarlas desde el primer día.
En general, las variedades autoflorecientes son más resistentes que las fotoperiódicas, con una excepción: ¡durante la fase de plántula! Dado que las autos empiezan a florecer tras un periodo de tiempo determinado, cualquier daño que sufran de jóvenes será difícil de reparar, lo que podría causar daños permanentes. Más abajo encontrarás más información al respecto.
Macetas
Dada la diferencia entre las variedades autoflorecientes y fotoperiódicas, la mayoría de cultivadores germinan las semillas autoflorecientes en su maceta final. De este modo, eliminan el riesgo de dañar las raíces durante el trasplante, lo que podría causar daños irreversibles. Así que, para las autos, puedes sembrar las semillas directamente en macetas de tela de 11 litros. Las macetas de tela son ideales porque ofrecen una buena aireación y drenaje, algo que adoran las plantas de cannabis.
En cambio, para las plantas fotoperiódicas, muchos cultivadores prefieren germinar las semillas en cámaras de propagación. Estas pequeñas cámaras, diseñadas específicamente para la germinación y las plántulas, retienen la cantidad correcta de agua y mantienen un alto nivel de humedad, imprescindible para que broten las semillas.
Una vez acabada la fase de plántula, las pequeñas plantas pueden trasplantarse a macetas de tela o directamente a la tierra en exterior. El tamaño exacto de la maceta o de la parcela dependerá de la genética y del tamaño final deseado de las plantas.
Sustrato
Elegir un sustrato adecuado marcará una gran diferencia en el desarrollo de tus plántulas. Los cultivadores novatos deberían optar por usar tierra como sustrato, ya que ofrece un medio más estable y acogedor para las plántulas de marihuana.
Una tierra de buena calidad debería:
- Tener un pH adecuado (entre 6,0 y 7,0)
- Retener el agua de forma beneficiosa
- Tener un buen drenaje y aireación
- Contener todos los nutrientes necesarios para el buen desarrollo de las plántulas
El problema con los sustratos inertes (como la fibra de coco o la lana de roca) es que tendrás que añadir fertilizantes y ajustar el pH desde el principio, lo que a veces puede ser difícil; y puede ser incluso más complicado al germinar las semillas de cannabis y cultivar las plántulas.
Por otro lado, una tierra de buena calidad no requerirá ningún ajuste durante las primeras etapas del cultivo, por lo que podría ser tan sencillo como sembrar la semilla y regar un poco.
2. Germinación: 3 métodos
Hay tres métodos que suelen usarse para germinar las semillas de cannabis. Para las variedades autoflorecientes, recomendamos la primera opción (germinarlas directamente en la tierra). Para el resto, puedes elegir el método que más te convenga.
Directamente en la tierra
Germinar las semillas en la tierra probablemente sea el método más sencillo, y a menudo el más eficaz. Desde luego, ¡reduce las posibilidades de que algo salga horriblemente mal en el primer paso!
Para ello, puedes sembrar las semillas en una cámara de propagación, en un kit de germinación, o en su maceta final. Los kits de germinación son una buena opción para los novatos, o para quienes simplemente quieren una forma fácil y eficaz de germinar las semillas.
Al germinar en tierra, debes asegurarte de que no esté demasiado húmeda ni demasiado seca, y debes mantener una humedad elevada (alrededor del 90%). Como hemos comentado, una buena tierra ya debería contener todos los nutrientes necesarios y el pH adecuado para el buen desarrollo de las plántulas.
Ten en cuenta que al sembrar directamente en la tierra, el periodo de germinación podría ser más largo que con los siguientes métodos.
Método del papel de cocina
Otra opción para germinar las semillas es envolverlas en papel de cocina humedecido y dejarlas en un lugar cálido y oscuro. Una vez que la semilla se abra y aparezca la raíz principal, hay que trasplantarla a la tierra (o a otro sustrato).
Método del vaso de agua
También puedes germinar las semillas en un vaso de agua. Para ello, simplemente sumérgelas en un vaso de agua pura y templada. Al igual que con el método del papel de cocina, una vez que aparezcan las raíces principales tendrás que plantarlas en algún tipo de sustrato.
¿Necesitan luz para germinar las semillas de marihuana?
No. De hecho, lo ideal es germinar las semillas en un lugar oscuro. Realmente, son la temperatura y la humedad elevadas las que activan el proceso de germinación. La temperatura ideal para la germinación es de 25°C, con una humedad relativa del 90%.
3. Cuidar las plántulas de marihuana: 6 factores importantes
Una vez que hayan brotado tus semillas, empieza el largo viaje de cuidar las plantas. Cada fase del cultivo de cannabis requiere unos cuidados específicos, pero la fase de plántula es muy diferente del resto. En el siguiente apartado, veremos los principales factores que debes tener en cuenta al cuidar de tus plántulas de marihuana.
Luz
Todo el mundo sabe que las plantas de cannabis necesitan mucha luz, ya sea del sol o de lámparas de cultivo.
Si las semillas se siembran a finales de primavera o principios/mediados de verano, es posible cultivar las plántulas al aire libre desde el primer día. Pero esto solo es recomendable en regiones donde las temperaturas nocturnas no sean demasiado bajas, y donde no llueva o haga mucho viento.
Otra opción es usar un invernadero, que representa un punto intermedio entre el cultivo interior y el exterior, ya que puedes aprovechar la luz del sol y combinarla con el entorno controlado y protegido del invernadero.
Por último, puedes cultivar marihuana en interior con luces de cultivo. Para las plántulas, es aconsejable usar lámparas CFL, que principalmente emiten luz del extremo azul del espectro. La luz azul imita la luz de primavera y hace que las plantas desarrollen unas raíces sanas y robustas, lo que es crucial durante la fase de plántula.
Sea cual sea el método que elijas, procura que las plantas reciban un nivel adecuado de luz. Si no reciben suficiente luz, las plántulas podrían estirarse hacia arriba rápidamente, volviéndose flacas y larguiruchas. Esto se conoce como etiolación o estiramiento. Las plantas se estiran cuando detectan falta de luz; en la naturaleza, se elevan para intentar atravesar la canopia que impide que les llegue la luz.
Aunque los cultivadores novatos podrían pensar que es bueno que las plantas se estiren, realmente el estiramiento da lugar a plantas demasiado alargadas y debiluchas, que podrían romperse y desplomarse.
Por otro lado, si las lámparas de cultivo están demasiado cerca de las plantas o son demasiado potentes, las plántulas podrían sufrir quemaduras por luces. En este caso, verás unas manchas (sobre todo marrones) en las hojas de la parte superior; y con el tiempo, los bordes de las hojas podrían rizarse y volverse crujientes. Si esto ocurriera, solo tienes que alejar las luces de las plantas.
Temperatura
¿Qué temperatura deberías usar para las plántulas de marihuana? En la naturaleza, estos pequeños seres aparecen en primavera, por lo que han evolucionado para desarrollarse a temperaturas ligeramente inferiores en comparación con las plantas adultas.
La temperatura ideal para las plántulas de cannabis es de 20-23°C durante el día. Por la noche, la cosa puede enfriarse un poco, pero procura que no haya una gran diferencia, ya que cualquier temperatura por debajo de 16°C podría causar problemas.
Agua y humedad
A las plántulas de marihuana les gusta una humedad relativa del 65-70%. Este nivel es ligeramente más alto que para las plantas de cannabis adultas, y puede ser difícil de conseguir dependiendo de tu entorno de cultivo. Por este motivo, es buena opción usar un invernadero o un armario de cultivo, al menos para las plántulas.
¿Tus plántulas se están volviendo amarillentas? Podría ser consecuencia de un exceso de riego. El exceso de riego es peligroso para el cannabis en cualquier fase del cultivo, pero quizá sea una mayor amenaza para las plántulas, ya que son muy delicadas y su pequeño sistema de raíces no puede absorber tanta agua.
Con esto en mente, procura regar lo suficiente para que la tierra quede húmeda, pero no empapada. En la mayoría de casos, las plántulas probablemente solo necesiten regarse una o dos veces, antes de pasar a la fase vegetativa. Si tocas la capa superior de la tierra y notas que aún está húmeda, ¡no riegues!
Del mismo modo, si la tierra está claramente seca, riega un poco la plántula.
Además, las plántulas pueden sufrir una infección fúngica que puede matarlas rápidamente, y se conoce como “marchitamiento fúngico”. Normalmente, este problema está causado por un exceso de riego, que proporciona el ambiente ideal para el desarrollo de los hongos. Si las plántulas sufren marchitamiento fúngico, primero mostrarán unos puntitos blancos en la base del tallo; entonces, el tallo se irá debilitando y con el tiempo se decolorará y acabará derrumbándose.
Por último, el agua de riego debe tener un pH adecuado: entre 6 y 7 si cultivas en tierra. Es posible que el pH del agua que estás usando ya esté dentro de este margen, pero a veces el agua de grifo tiene un pH superior a 7,0. Si este es tu caso, puedes reducir el pH hasta el nivel adecuado usando un producto para bajar el pH (que puedes comprar en algunas tiendas de jardinería) o usando una mezcla que puedes preparar fácilmente en casa.
Fertilización
Lo bueno es que, por lo general, las plántulas de marihuana no necesitan mucho abono. Una tierra de alta calidad tendrá todos los nutrientes necesarios para que las plántulas crezcan hasta la fase vegetativa, como mínimo.
Pero si decides usar un sustrato inerte, tendrás que añadir nutrientes; aunque tendrás que hacerlo con mucho cuidado, ya que las plántulas necesitan poco abono.
Ventilación
Para las plantas de cannabis es beneficioso recibir aire fresco, ya que evita el desarrollo de patógenos, como algunos hongos dañinos.
Además, el movimiento del aire también es beneficioso para las plántulas, ya que ayuda a fortalecer sus tallos. Utiliza un ventilador oscilante para hacer circular el aire por las plántulas, y así asegurar que desarrollen un tallo más robusto. Los pequeños movimientos provocan microdesgarros en el tejido del tallo que, al igual que ocurre con el músculo animal, se repara volviéndose más duro y fuerte.
Control de plagas y patógenos
Las plántulas son especialmente susceptibles a las plagas y patógenos, como los hongos que causan el marchitamiento fúngico.
Para evitar problemas, usa tierra “limpia”; por ejemplo, compra un saco de tierra para macetas de alta calidad en lugar de coger una pala de tierra directamente del jardín. La tierra para macetas no solo está libre de patógenos, sino que además es rica en nutrientes.
Durante la fase de plántula, debes estar pendiente de las plantas para detectar si aparecen señales de algún problema. Por ejemplo, las moscas del mantillo son una gran amenaza para las plantas. Estas diminutas moscas revolotean por la tierra cuando está demasiado húmeda; si las detectas, es una clara señal de que hay que secar la tierra.
Cuándo y cómo trasplantar las plántulas
Llegará un momento en que las plántulas estarán listas para ser trasplantadas a macetas más grandes, y puede que incluso a un entorno diferente.
No hay ninguna forma segura de saber cuándo las plántulas están listas para el trasplante, ni tampoco hay un plazo de tiempo determinado; pero la propia planta nos da algunas pistas. Una señal es cuando las hojas son tan anchas (o más) como la maceta, si has optado por cultivar las plántulas en macetas pequeñas. Esto indica que probablemente el sistema de raíces esté a punto de llenar la maceta.
Para asegurarte de ello, puedes intentar extraer suavemente la plántula de la maceta. Si las raíces están bien desarrolladas, la plántula debería salir con toda la tierra firmemente adherida a las raíces. Si este es el caso, significa que la plántula necesita más espacio para crecer.
Una vez trasplantadas las plántulas, es hora de empezar a darles abono (a menos que uses una mezcla de super soil casero, que libera los nutrientes lentamente a lo largo del tiempo). Al aplicar el fertilizante, empieza usando aproximadamente ¼ de la dosis recomendada por el fabricante. Aplicar una dosis completa de fertilizante cuando las plantas son tan jóvenes podría saturar las plántulas y provocarles quemaduras de nutrientes.
¿Cuándo se pueden poner las plántulas en un invernadero?
Las semillas se pueden germinar directamente en un invernadero. Pero si las germinado en interior, probablemente sea mejor trasladarlas al invernadero gradualmente a lo largo de varios días. Tras trasplantar las plántulas, puedes empezar por llevarlas al invernadero durante unas horas al día. Y a lo largo de una o dos semanas, cada día ve aumentando el tiempo que pasan las plántulas en el invernadero para que se vayan acostumbrando a su nuevo entorno. Después podrás dejar las plantas allí el resto de su vida.
¿Cuándo puedes sacar las plántulas al exterior?
Como ocurre al mover las plantas a un invernadero, las plántulas deben exponerse al aire libre con cuidado y de forma gradual. Este proceso, conocido como “aclimatación”, puede durar desde unos días hasta un par de semanas.
Para ir sobre seguro, durante los primeros días saca las plantas al exterior durante las horas más calurosas del día. Ve poco a poco dejándolas días enteros al aire libre y, finalmente, un día y una noche completos. Pronto se habrán aclimatado y podrás dejarlas en el exterior de forma permanente.
¿Cuándo pueden las plántulas soportar la luz solar directa?
Al ser plantas, las plántulas de marihuana pueden soportar la luz solar directa desde el primer día. Sin embargo, cuando se germinan en interior bajo luces artificiales, puede que las plántulas necesiten “aclimatarse” a la luz solar directa. Pon las plántulas bajo una luz CFL durante unas horas a lo largo de unos días, antes de exponerlas a una luz constante.
Cultiva marihuana a nivel profesional
Si dominas la fase de plántula del cannabis, estarás en el buen camino para lograr el éxito durante las siguientes etapas del cultivo. La fase vegetativa y la floración serán mucho más fáciles (y productivas) si la planta ha tenido el mejor comienzo en la vida, ya que será robusta y podrá destinar su energía a crecer vigorosamente y florecer, en lugar de a recuperarse.
Cuando haya pasado todo esto, solo tendrás que cosechar, secar y curar tus cogollos, ¡y finalmente podrás disfrutar de ellos!