Ventajas de vaporizar frente a fumar marihuana
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La vaporización es la última moda entre la comunidad del cannabis y una forma más sana de colocarse o medicarse con marihuana. Para comprender mejor el mundo de los vaporizadores y los beneficios que proporcionan tanto a nivel recreativo como medicinal, es necesario saber cómo funcionan.
¿QUÉ ES VAPORIZAR?
Hay vaporizadores de todas las formas y tamaños, pero su aspecto dependerá de si funcionan en base a un calentamiento por convección o por conducción.
Los vaporizadores por convección funcionan calentando el aire de alrededor de la hierba, mientras que los de conducción suelen calentar la superficie que se encuentra bajo el cannabis. En cualquier caso, el objetivo de ambos vaporizadores es calentar el cannabis de forma lenta y uniforme hasta el punto en el que los cannabinoides del material vegetal empiecen a vaporizarse. De esta manera, se crea vapor en lugar de humo, que es mucho menos dañino para los pulmones.
EL PROBLEMA DE LA COMBUSTIÓN
Los métodos tradicionales de fumar consisten en quemar la marihuana (ya sea flor o concentrado) para liberar sus compuestos activos en forma de humo, que es inhalado y va a parar a los pulmones junto con otras sustancias químicas.
El problema que hay con quemar algo (ya sea cannabis, tabaco o una mezcla de hierbas hippies de tu headshop) es el siguiente:
El calor aplicado a la marihuana es tan fuerte que rompe los enlaces químicos de los átomos de carbono que forman los compuestos naturales de la planta. Esto crea un nuevo grupo de compuestos conocidos como radicales libres.
Los radicales libres se combinan entre sí para crear nuevos compuestos, la mayoría de los cuales son altamente tóxicos y cancerígenos. Al inhalar el humo de un cigarro, bong o canuto, también se inhalan estas sustancias químicas, que van a parar a los pulmones y exponen al cuerpo a un mortífero cóctel de compuestos, como hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP).
VAPORIZACIÓN VS. COMBUSTIÓN: CONCEPTOS BÁSICOS
Los vaporizadores fueron diseñados para evitar la combustión asociada con el consumo de cigarros, porros, canutos, etc. La invención del primer cigarrillo electrónico (que funcionan con el mismo principio que un vaporizador) se le atribuye a Hon Lik, un fumador e inventor chino.
Y el primer vaporizador a Eagle Bill, un activista del cannabis y curandero nativo americano que está considerado como uno de los principales promotores de la vaporización. Sin embargo, hay restos arqueológicos que indican que la existencia de los vaporizadores podría remontarse hasta el año 5.000 a.C.
Los cannabinoides del cannabis comienzan a vaporizarse en torno a los 140°C (285°F), mientras que el material seco de la planta suele empezar a arder a unos 200°C (392°F). Un canuto normal puede arder fácilmente a temperaturas superiores a los 1.000°C (1832°F).
Y aunque tengas motivos para pensar que al utilizar temperaturas altas se obtienen más cannabinoides más rápido, no es cierto. De hecho, el humo de un canuto puede contener cerca del 90% de sustancias no cannabinoides y más de 110 HAPs.
Los vaporizadores permiten calentar la hierba a la temperatura adecuada para liberar los compuestos clave del material vegetal sin que se produzca la combustión. Este método expone tu cuerpo a muchas menos sustancias químicas y te permite disfrutar de la marihuana (o lo que suelas fumar) de una forma mucho más sana y pura.
VENTAJAS DE LA VAPORIZACIÓN:
ES MÁS SALUDABLE
Al vaporizar la hierba en vez de quemarla, le estás haciendo un enorme favor a tu cuerpo. Aunque a la mayoría de aficionados al cannabis les gusta decir que fumar marihuana es menos perjudicial que fumar tabaco, no es verdad.
Numerosos estudios han demostrado que fumar cannabis está relacionado con muchos de los problemas respiratorios que causa el tabaco.[1] Algunos incluso han descubierto que el humo del cannabis contiene altas concentraciones de sustancias químicas, como amoníaco y cianuro de hidrógeno.
Pasándote a un vaporizador, podrás eludir todos los efectos adversos para la salud que causa fumar, a la vez que continúas disfrutando del cannabis en toda su gloria.
MÁS POR EL MISMO PRECIO
Al fumar se malgasta un montón de hierba. Un estudio realizado por las organizaciones NORML y MAPS comprobó que fumar proporciona al cuerpo menos del 25% del THC del cannabis.[2] De hecho, más del 80% de los compuestos presentes en el humo del cannabis no son cannabinoides.
Por otro lado, se ha demostrado que un vaporizador extrae más del 45% del THC disponible. Otros estudios indican que hasta el 95% del vapor producido por un vaporizador está compuesto de cannabinoides.
Al obtener más cannabinoides en el organismo, acabarás utilizando menos hierba que cuando fumas, independientemente de si eres un consumidor recreativo o medicinal.
CALADAS MÁS SABROSAS
Cuando se quema el cannabis, se pierden muchos de los terpenos que le dan al cogollo su característico aroma y sabor.
Los terpenos son conocidos por ser muy frágiles, y muchos de ellos se pierden durante los procesos de secado y curado a los que se somete el cannabis antes de llegar a tus manos, por lo que no querrás que pierda aún más.
Los vaporizadores utilizan temperaturas más bajas, y de esta forma se conserva más el aroma y sabor del cogollo. Si valoras el sabor y aroma de tu hierba, la vaporización es una estupenda forma de preservar lo que queda de terpenos en ella.
MAYOR CONTROL
La temperatura ideal para vapear está entre 185 y 190°C, cuando el vapor alcanza un calor muy cercano al necesario para la combustión. La mayoría de vaporizadores modernos (incluso los modelos portátiles más sencillos) vienen con complejos controles de temperatura, lo que permite tener un mayor control sobre la forma en que consumes tu hierba y experimentar con distintas temperaturas.
Por ejemplo, un vaporizador con control de temperatura te permite vaporizar ligeramente por debajo de los 190°C y así conservar unos cuantos terpenos y compuestos aromáticos más de tu cogollo, con el fin de preservar el sabor de la marihuana.
También puedes ajustar la temperatura para maximizar la extracción de un cannabinoide en particular, como por ejemplo, el CBD. Los cannabinoides se vaporizan a diferentes temperaturas, por lo que el uso de un vaporizador te permite obtener los que más te interesan.
UN SUBIDÓN MÁS PURO
Muchos consumidores de cannabis recreativo prefieren los vaporizadores porque producen un subidón más nítido y puro, sobre todo en comparación con los métodos de fumar tradicionales como los porros o los bongs.
Si fumar hace que te sientas un poco aletargado o mareado (típicos efectos secundarios de fumar, ya que inhibe el suministro de oxígeno del cuerpo), la vaporización podría ser una estupenda alternativa.
Además, el uso de un vaporizador hace que sea más fácil controlar la dosis y evitar los efectos negativos que a menudo se relacionan con el consumo de cannabis, como aturdimiento, fatiga, paranoia y ansiedad.
Tanto si consumes cannabis con fines recreativos como medicinales, te recomendamos que pruebes un vaporizador. Si descubres que no es para ti, siempre puedes volver a fumar.